Seremos testigos, de cómo la tierra se desnuda, para descubrir sus maravillosos contrastes.
Más sobre el destino
Una región que nos asombra por sus paisajes agrestes de tonos habanos y rojizos y que nos invita a relajarnos en hoteles-spa que son verdaderos oasis en la montaña. Nada como disfrutarlos con una copa del mejor vino de altura en la mano.
Tiempo recomendado
Mínimo: 4 noches. Época ideal: de abril a noviembre.
Actividades / Experiencias
Caminar entre cerros de colores
Entre paisajes maravillosos y con el cerro de los Siete Colores como telón de fondo, se encuentra Purmamarca que en lengua aimará significa ‘pueblo de la tierra virgen’. Un lugar detenido en el tiempo cuyas casitas con muros de adobe, techos de cardón y torta de barro solo pueden dejarte con ansias de recorrer aún más la puna.
Resplandecer en el desierto de Sal
Tras las curvas de la Cuesta del Lipán, el paisaje blanco e inmaculado de las Salinas Grandes se abre paso entre churquis, cardones y algunas llamas dispersas en los pastizales de altura. Un desierto de sal descomunal en medio de la cordillera de los Andes.
Bailar al ritmo del carnavalito
Los tejidos hechos con lanas de llamas en Humahuaca y el recorrido pausado por las callecitas coloridas y polvorientas de Tilcara nos llevarán por una tierra rica en historia y tradiciones. Para conocerla mejor, nada como terminar con un zapateo ágil y vigoroso en las peñas folclóricas típicas del pueblo.
Descubrir el pueblo colgado de la montaña
Entre curvas pronunciadas, ripio y cornisa, el camino hacia Iruyá será toda una aventura en altura. Con callecitas empinadas y angostas, costados coloridos y su puente colgante, este pueblo nos sorprenderá con su paisaje y su quietud.
Zigzaguear la mítica Ruta 40
Después de las perennes curvas de la Cuesta del Obispo y de un paisaje agreste con cardones erguidos que parecen custodiar el camino, llegaremos a Cachi, un pueblo de casas perfectamente conservadas y callecitas de piedra al que se llega a través de este territorio bello.
Brindar en el lejano oeste argentino
La configuración geológica ha dibujado en los Valles Calchaquíes uno de los paisajes más asombrosos de nuestro país. En Cafayate, además, nos regala los mejores vinos de altura con los que se realizan los sorprendentes y deliciosos helados de las variedades de vino malbec y torrontés.
Tocar el cielo con las manos
Arriba del imponente Viaducto la Polvorilla y rodeado de la precordillera de los Andes, disfrutaremos de la mágica experiencia del Tren a las Nubes. Un recorrido a 4200 m de altura por caseríos dormidos en la soledad del desierto, como San Antonio de los Cobres.